Foto: Miquel Massutí (Diario de Mallorca) |
Las veces que le acompañé a reuniones con clientes, que no eran muchas pues yo normalmente trabajaba para clientes de Diego Torres (en general cada socio tenía 'sus clientes', excepto los más grandes que eran compartidos), los temas dependían de si eran visitas de venta o bien de consultoría (no asistí a ninguna de venta o reporte de los proyectos con Valencia e Illes Balears).
En las de venta no difería el discurso del mismo que usaba su socio, comentaba qué era el Instituto Nóos, que era un think tank sobre investigación aplicada, con un comité científico formado por expertos internacionales que por lo tanto le daba una amplia red de contactos, y también lógicamente en lo que se podía conseguir con los contactos que se tenían, ya sean del ámbito deportivo, académico o político.
A diferencia de lo que se ha dicho, yo nunca le oí enfatizar lo que podía conseguir por ser miembro de la familia real. Su tono era campechano como es él en cualquier conversación, sin excentricidades ni prepotencia, eso era algo que valoré positivamente de él.
Por su parte, en las sesiones de consultoría pues participaba matizando las conclusiones que el consultor que le acompañaba podía vertir, haciendo su rol de socio y director último del proyecto. Como curiosidad, era habitual oirle decir cosas prácticamente literales que había aprendido u oído a Diego Torres, a quién tenía como referente intelectual y científico, hecho que refuerza las motivaciones originales de la alianza con Diego Torres, un brillante consultor, docente y comunicador.
Iñaki aprendía de su socio, y lo aplicaba en sus reuniones en solitario. Yo hacía lo mismo en su momento cuando estuve tres años aprendiendo de Diego Torres, mi maestro y mentor.